Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios. (Mateos 22:29)
La Experiencia de relacionarnos con el Espíritu Santo son inexplicable; los resultados espléndidos. Eso sí, es una relación que no se puede lograr sólo con desearla, ni de un momento particular de un culto especial o simplemente quererla teóricamente.
Es una relación que requiere ser constante, un saber escuchar y un actuar fielmente, cueste lo que cueste, las formas y la manera según le agrade a Él. En las conversaciones y diálogos que de día y de noche tenemos con Él, es ahí donde conocemos el corazón de Dios, su voluntad, la fidelidad a su amor, conocemos todas aquellas cosas que a Él le agradan, nos enseña las verdades de Dios, el amor que Él siente por el mundo, Conoceremos la “Shekina”, (Gloria de Dios).
La escritura nos muestra la presencia del Espíritu Santo, su manera de actuar, la manera en que Él conversa con nosotros, nos aclara que Él es una persona, nos manifiesta sus deseos de mostrarnos a Dios tal como es, no hay otra forma de conocer el corazón de Dios, si no es a través de su Espíritu.
El cristiano que tiene una relación personal con el Espíritu Santo no ignorará la Palabra de Dios, por otra parte aquel cristiano que se esmera en conocer las escrituras, llegará a relacionarse con el Espíritu Santo de una manera tan especial, que encontrará la presencia gloriosa de Dios.
Por Gabriel Aguirre Colí
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